A primera vista pot sorprendre que aquesta obra va guanyar el 2006 el Premio Nacional de Historia de España que atorga el Ministerio de Educación Cultura y Deporte, però cal dir que va ser quan el socialista José Luis Rodríguez Zapatero era el president del govern de l'Estat espanyol perquè és molt difícil imaginar que la FAES, el think tank del Partido Popular, pugui aprovar una obra tant heterodoxa o agosarada com aquesta. En aquest sentit només cal veure el que diu la contraportada.
Las naciones, como los imperios, son craciones históricas, artificiales, y, como tales, tienen fechas de origen y caducidad, pues con el tiempo todos terminan por desaparecer. El arranque de la construcción nacional de Estado moderno en España se hizo al unísono que la forja del Imperio. Una dimensión apenas explorada y que se aborda en este libro en términos de costes/beneficios bajo perspectivas económicas, políticas y sociales.
Val a dir, per altra banda, que com a llibre està molt ben construït i no li manca una picada a l'ullet al joc d'escacs, de manera que en el Prefaci duu el subtítol La apertura española i amb una mostra d'erudició del joc diu el desarrollo en punta, sutil y penetrante, de los álfiles -simulacro de descubridores, exploradores y conquistadores- y, sobre todo, por el poderío alcanzado por la Dama -la reina- hasta convertirse en la pieza fundamental del tablero -el Reino- mentre que el subtítol de l'epíleg es El enroque español que el justifica dient No es posible contrarrestar una ofensiva directa al rey mediante el enroque. Es una jugada que implica el movimiento simultáneo de dos piezas, la del rey y la torre, con la que se busca seguridad, defensa y fortaleza de una posición ... es requisito indispensable que la primera pieza en moverse sea la del rey y, a continuación, la torre o baluarte del Reino, que traducvido al simil político equivaldría a las Cortes o Parlamento. En la Monarquía de España, la Corona -el rey- carecía desde fines del siglo XVIII de la capacidad aglutinadora que hubiera podido ejercer hasta entonces y el Parlamento, o sea, las Cortes o baluarte del Reino, era inexistente.
Com sabem, les crítiques més dures i serioses sobre el colonialisme espanyol s'han fet des de fora i, cal dir, que no tot és caure en el tòpic de la Llegenda Negra. Així llegim que l'obra del francès G. Th. F. Raynal va ser editada tres vegades entre 1700 i 1780 i va escriure la Monarquía Hispana no tenía otro interés que la plata y el oro de América, de los que al final todos los europeo se lucraron, incluso los enemigos. Una praxis económica depravada, carente de cualquier contenido de política económica digna del tal nombre, terminaría por llevar a España a la "decadencia", quedando desde entonces el país sumido en un indisimulado "resentimiento antieuropeo", ensimismado en glorias pasadas del Imperio.
L'altre gran crític que cita l'autor és l'escocès W. Robertson que diu con el "monocultivismo minero" de los primeros tiempos sacaba riqueza, pero pronto surgen unos problemas a los que los españoles no dieron adecuada respuesta y que terminaron por pervertir la buena coyuntura incial.
L'aspecte més interessant és que essent Campomanes director de la Real Academia de Historia es va aconseguir que el 8 de gener de 1778 el rei Carles III (el que té ara Felip VI pintat al seu darrere) va autoritzar la publicació a Espanya de l'obra de Robertson traduïda, però al cap d'un any Campomanes va ser desautoritzat i es va preparar una gran obra de Juan Bautista Muñoz que tenia per objectiu, diu Bernal, contestar a las diatribas de Raynal, se rectificasen los errores de Robertson y, ya de paso, se corrigiesen también las exageraciones y falsedades de Las Casas, que tando daño -desde la Leyenda Negra- venían haciendo a España desde el siglo XVI i diu Muñoz una historia de América que desagravie a la nación de los injustos cargos de los extranjeros, e incluso de algunos españoles carentes de celo patriótico, donde se denigra el proceder de España en América ... desde que se halló el Nuevo Mundo por los Reyes Católicos ya empezaron en Europa a envidiar a España. Bernal diu Muñoz asume la corriente de pensamiento más tradicional y rancio emanado de las fuentes oficialese historiadores aúlicos y panegeristas: que la causa de la conquista fue la propagación de la fe.
Com son l'any del Tricentenari i alguns seguidors de la linea Muñoz en volen convéncer que Espanya va ser fundada pels Reis Catòlics, alguns diuen fins i tot abans, arran d'aquests reis Bernal escriu:
Lo que se produce es “una
unión personal de los dos Reinos –cada uno de ellos con instituciones propias e
independientes- en las personas de sus reyes. Es la misma fórmula que se
utilizará en 1580 cuando Felipe II acceda al trono de Portugal: este Reino –en
pie de igualdad a Castilla, Aragón y Cataluña- pacta su incorporación, que no
integración, a la Monarquía hispánica como “Reino unido a otro sólo en la
persona del rey y separado en derecho e instituciones”. En el transcurso de un
siglo, de 1481 a
1580, la pretendida unidad de los Reinos peninsulares era más aparente que
real: reunidos bajo una única Monarquía dinástica no habrían logrado fundirse
en la formación de un verdadero Estado moderno; más aún, setenta años después
(1640) quebraba la propia unidad de la Monarquía.
En contra dels arguments dels catalans sobre el que es considera un victimisme no fonamentat del que va perdre Catalunya arran del Decret de Nova Planta, molts historiadors espanyolistes ens volen convéncer de què la reforma borbònica va ser positiva per Espanya i per Catalunya perquè va modernitzar el país, per tant, tanco aquesta entrada amb les paraules d'Antonio Miguel Bernal:
El reformismo borbónico de mediados del siglo XVIII, una especie de arbitraje impuesto desde arriba, deslegitimado por lau ausencia de cauces participativos y representativos de la sociedad, siquiera mínimos, no pasó de ser un vulgar remedo de las transformaciones en profundidad que exigían la economía moderna y el Estado nacional. El parcheo de la política colonial -suprimir o restablecer el sistema de flotas, a tontas y a locas, posponer el libre comercio lo más que se pudiere y retocar el sistema fiscal colonial sin alterar en lo sustancial el monopolio gaditano hasta 1778- deja bien patente las limitaciones de la política emprendida.
Junto al traslado de la Casa, las medidas complementerias adoptadas por el reformismo borbónico -Real Factoría de Indias, Real Proyecto de 1720 y los sucesivos Reglamentos de las primeras décadas del siglo XVIII- quedaban a años luz de los derroteros emprendidos por las potencias coloniales europeas.
Con el comercio colonial del siglo XVIII no se alcanzó el objetivo de promover un resurgir de la industria nacional, salvo la excepción de Cataluña y, en este caso, aún con reservas.
Si donem per bo el text de Bernal veiem que la recuperació industrial de Catalunya que alguns ens pinten com si hagués estat la panacea, no va ser ni de bon tros el que hauria pogut ser.
En contra dels arguments dels catalans sobre el que es considera un victimisme no fonamentat del que va perdre Catalunya arran del Decret de Nova Planta, molts historiadors espanyolistes ens volen convéncer de què la reforma borbònica va ser positiva per Espanya i per Catalunya perquè va modernitzar el país, per tant, tanco aquesta entrada amb les paraules d'Antonio Miguel Bernal:
El reformismo borbónico de mediados del siglo XVIII, una especie de arbitraje impuesto desde arriba, deslegitimado por lau ausencia de cauces participativos y representativos de la sociedad, siquiera mínimos, no pasó de ser un vulgar remedo de las transformaciones en profundidad que exigían la economía moderna y el Estado nacional. El parcheo de la política colonial -suprimir o restablecer el sistema de flotas, a tontas y a locas, posponer el libre comercio lo más que se pudiere y retocar el sistema fiscal colonial sin alterar en lo sustancial el monopolio gaditano hasta 1778- deja bien patente las limitaciones de la política emprendida.
Junto al traslado de la Casa, las medidas complementerias adoptadas por el reformismo borbónico -Real Factoría de Indias, Real Proyecto de 1720 y los sucesivos Reglamentos de las primeras décadas del siglo XVIII- quedaban a años luz de los derroteros emprendidos por las potencias coloniales europeas.
Con el comercio colonial del siglo XVIII no se alcanzó el objetivo de promover un resurgir de la industria nacional, salvo la excepción de Cataluña y, en este caso, aún con reservas.
Si donem per bo el text de Bernal veiem que la recuperació industrial de Catalunya que alguns ens pinten com si hagués estat la panacea, no va ser ni de bon tros el que hauria pogut ser.
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