EL MEU LOGO

EL MEU LOGO
a

dijous, de setembre 22, 2016

EL PADRE, de Florián Zeller

TEATRE ROMEA

Direcció: José Carlos Plaza
Dramatúrgia: Florian Zeller
Adaptació: José Carlos Plaza
Repartiment: Héctor Alterio Ana Labordeta Luis Rallo Miguel Hermoso Zaira Montes María González
 Música: Mariano Díaz Escenografia: Francisco Leal Il·luminació: Toño Camacho Disseny de vestuari: Juan Sebastián Domínguez
Coproducció: Pentación i Teatre Romea

Sinopsi
El padre es calificado por el propio autor Florian Zeller de farsa trágica. Y ahí radica su grandeza y su dificultad. Trata un tema tan espinoso como la perdida de la realidad debida a la vejez. Nos coloca en la perspectiva de una mente confusa o, quizá, confundida  por los intereses de los que le rodean, nunca lo sabremos.

Sin ridiculizar jamás el carácter principal, Andrés nos hace reír. Las situaciones ambiguas, muchas  veces contradictorias, las réplicas mordaces, los personajes duplicados, cambiantes, y por encima de todo la duda de si lo que realmente sucede es lo que dice la familia  o es lo que siente el padre, producen una de las obras más divertidas, apasionantes y profundas del teatro contemporáneo.

Muchas veces se acerca al drama, otras  muchas a la comedia y la mayoría de las veces a un inquietante “thriller” al estilo Hitchcock.

Nunca decae y cuando creemos estar en una certeza, un revés inesperado, una imagen nueva nos desconcierta y nos vuelve a atrapar. Gran y divertido teatro.

Naturalmente es una obra escrita para un actor. Contar con Héctor Alterio para el papel principal convierte este proyecto en un sueño para cualquier equipo ya que el rigor, la inteligencia,  el dramatismo y el sentido del humor están garantizados.
José Carlos Plaza



dijous, de setembre 15, 2016

LA FLAUTA MÀGICA, Mozart

Gran Teatre del Liceu

El text que segueix està tret del dia EL PAÍS arran de les representacions que es van fer al Teatro Real de Madrid



La historia de La flauta mágica ya es atípica de por sí. Se estrenó alejada de los grandes coliseos que habían visto la gloria de Mozart, en un pequeño teatro de los suburbios de Viena, propiedad del autor del libreto de la obra, Emanuel Schikaneder. Para una obra atípica, una producción atípica es la que ofrece el Teatro Real a partir del próximo 16 de enero. Un montaje con una pantalla como único decorado e inspirado en el cine de Buster Keaton y Louise Brooks, sin palabras pero con un papel crucial de la música.


La flauta mágica no es una ópera en sí. Catalogada como singspiel -un teatro con música y letra en alemán que incluye diálogos hablados-, la que llega a Madrid es una producción de 2012 para la Komische Oper de Berlín, que ha rodado por todo el mundo. "Mozart lo que logra aquí es convertir un género menor en algo muy sofisticado que podría estrenarse en la corte. Salieri, contemporáneo de Mozart, se deshizo en elogios con La flauta mágica y la calificó de digna de cualquier corte europea", cuenta el director artístico del Real, Joan Matabosch.

En esta producción, gobernada musicalmente desde el foso por Ivor Bolton, se "capta de una forma brillante la Ilustración, el paso del oscurantismo a la luz del siglo XVIII", dice el director musical. Para ayudar a ese paso aquí se ha prescindido de todo decorado para dejar que reine en el escenario vacío una gran pantalla. "En esa pantalla se proyectan animaciones con las que interactúan los cantantes, que aquí tienen también mucho de actores. Ha sido un trabajo difícil, hemos hecho muchos ensayos y solo esperamos a un público con una gran curiosidad, que es parte fundamental del éxito de este montaje", explica Tobias Ribitzki, realizador de la dirección de escena en nombre de su creador original, Barrie Kosky.

Para la creación de esta dramaturgia compleja y reveladora, Kosky se apoyó en Berlín en el Grupo 1927. Esta compañía desarrolló una idea en la que el singspiel de Mozart se mueve entre el cine mudo -las partes habladas se exponen de forma sintetizada en frases proyectadas que se corresponden con el gesto de los cantantes- y unas proyecciones que hacen de escenario imaginativo y cambiante para cada uno de los personajes de esta obra de trasfondo simbólico masónico. Así, el personaje de Papageno se reviste de Buster Keaton o Pamina se transforma en Louise Brooks, y de vez en cuando aparecen en la proyección unos elefantes rosas alados que evocan a la iconografía universal de Walt Disney.

EL PAÍS 14.1.2016